Martín Güemes, un descendiente del Gral. Martín Miguel de Güemes de la Provincia de Salta ante el "furzio" del Dr. Carlos Zannini respecto a la identidad de la esposa del Héroe Gaucho, subió un comentario crítico en la Red Social Facebook, con respeto pero no con menos "ironía", para aclararle al Dirigente del FPV y Candidato a Vice Presidente de Scioli que no era "Machaca", en realidad sería Macacha, pero ese nombre corresponde en realidad a la hermana de don Martín Miguel de Güemes. La hermosa esposa del Gral. Güemes era conocida como Carmen Puch de Güemes. (en realidad se llamaba María del Carme Puch y Velarde de Güemes)
Sé que voy a ser muy polémico. Güemes es MI HÉROE NACIONAL, sus múltiples batallas fueron vitales para la Independencia Nacional de aquél entonces. Eso es indudable. Pero sobrevino con el tiempo "una nueva dependencia". Ya no de los españoles (aunque en parte si), sino de los "intereses de las finanzas internacionales". FMI... Neoliberalismo Internacional, Endeudamientos, Buitres, etc... La pregunta que debiéramos hacernos hoy es: Si el prócer Güemes estuviese vivo. ¿De qué lado estaría en nuestra realidad?. ¿De los que añoran dólares?¿De los que reniegan de las AUH y del "popular"? ¿De Macri y "hay que hacer lo que Griesa diga que hay que hacer"...? Pregunto. ¿Macacha y Doña Carmen Puch estarían con "Laurita Alonso y Patricia Bulrich"... o con Cristina? Tal como lo relata esta Historia. ¿Quienes se asociaron al enemigo hasta ocasionarle la muerte al Caudillo? El texto lo dice claramente: "Para él, aunque la economía era importante, la libertad lo era mucho más. Pero no pensaban lo mismo grandes comerciantes salteños a quienes solo les interesaba vender sus productos al Alto Perú."... PERO... ¿Quiénes eran los "grandes comerciantes salteños" que se asociaron al enemigo? ¿Quienes serían hoy? ¿Quiénes le hicieron un Golpe de Estado al Gobierno del Gral. Güemes? (recuerdo y la Historia cuenta que lo depusieron como Gobernador) ¿Por qué?. Es verdad lo del error de Zannini. Si hasta me pasó a mi alguna vez mencionar a Macacha como la esposa, cuando era la hermana. Y soy salteño. Es un error común, que tal vez habrá cometido algún asesor, o confusión de Él mismo. ¿Pero por qué quedarnos solamente en esa lectura? ¿Quién está más cerca de los deseos o intenciones de Güemes? Seamos justos. El error es un ERROR. Está bien. ¿Y las intenciones en las políticas actuales no cuentan?. ¿De qué lado se lucha más por la Soberanía Nacional en la actualidad? ¿Zannini o Macri... o Massa...? ¿Quienes tienen un espíritu más popular y Federal y de Soberanía, principios máximos que inspiraban al Caudillo Güemes? A veces acariciamos la historia desde las leyendas dulces o anecdotarias y nos cuesta desentrañarlas desde lo más profundo de sus visceras pasionales. Desde las convicciones de los Patriotas como Güemes, Mariano Moreno, Manuel Belgrano, Castelli y tantos. Casi todos los Caudillos Nacionales asesinados, como a él. Cosa parecida de lo que sucede con Güemes, sucede con San Martín. Hasta la llegada del Gral. Perón al Poder, la historia mitrista practicamente ignora a San Martín.
Es Perón quien reinstala la figura de San Martín. Y en los textos de la Educación nacional, Aunque siempre teñida de Mitrismo. También la de Güemes está teñida de Mitrismo. ¿Qué quiero decir? Deben saberlo. Mitre era Unitario, aún sus sucesores de hoy, propietarios de Diario la Nación, homónimo, se llama Bartolomé Mitre, socios a su vez en la contienda contra el Gobierno junto al desinformante Grupo Clarín y sus espúreos intereses asociados a los Fondos Buitres de Singer. "Si la Historia la escriben los que ganan eso quiere decir que hay otra historia...". Alguien escribe en un comentario "Hay que reivindicar la figura del Gral. Martín Miguel de Güemes como Héroe Nacional" y estoy totalmente de acuerdo. Alguna vez Tristan Bauer (Presidente de RTA - Radio y Televisión Argentina) me comentó que estaba en los planes una película o serie sobre Güemes, como lo hicieron con San Martin y Manuel Belgrano. Creo que primero y ante todo, hay como asignatura pendiente, una revisión que hacer en la propia Salta de la historia de Güemes, Su entorno. Sus pasiones. Sus deseos más íntimos, (repartir las tierras entre los gauchos), que fue tan resistida por los Cabildantes de la época. ¿Los que ocasionaron el Golpe de su Gobierno? y algunos más allá... ¿su asesinato? ¿Quienes eran esos comerciantes poderosos? Podemos realmente rendirle honores sin desentrañar lo más turbio, a mi criterio aún tapado, de aquellos contubernios políticos de dependencia por "conveniencia"? Aún existen en nuestra realidad de hoy. Por eso tal vez, disculpo a un Zannini. Porque me interesan más sus intenciones más profundas respectos al reconocimiento al Gaucho Patriota, que "su error", que ya lo debe haber aprendido y superado. En definitiva de los errores se aprende. Podríamos ir tanto más allá. Pero sería tan dura la polémica. Por ejemplo. ¿No fue la Montonera de Güemes y sus propósitos lo que inspiró a "Montoneros" adoptar su nombre? ¿No torturaron y asesinaron, una vez más a un Gobernador en Salta, el Dr. Miguel Ragone, por pertenecer a un espíritu político afin a Montoneros? ¿Esto desde lo más profundo de las intenciones sociales era noble o malo? Todo tiene que ver con Todo y tiene profunda raíz en nuestra Historia más apasionada por los Principios de Soberanía e Igualdad. ("Ved al Trono a la noble igualdad... oh juremos con Gloria morir)... Siempre pensé y pienso estas cosas. No puedo dejar de asociarlas. La pregunta final que me quedaría inspirado en que Güemes estuviese vivo hoy... ¿De qué lado estamos los que decimos amar a Güemes?. ¿Del lado de Olañeta y los grandes comerciantes que lo sabotearon? ¿Quienes serían Olañeta hoy? ¿Quienes esos egoistas grandes comerciantes?. Yo estoy más que seguro que la Presidenta Cristina o Zannini NO. Y por qué no don Juan Manuel Urtubey, actual Gobernador de Salta que viene de alguna manera y crítico, compartiendo espacio y acciones políticas con ellos. Aunque siempre espero un poco más. Se puede. Hagamos profunda revisión y autocríticas. Me incluyo más allá que me cuesten agresiones y devoluciones no esperadas. También ello afianza mis convicciones y permite mi crecimiento. Saludos.
Anexo también la publicación dirigida a Zannini, a modo de atractivo e ilustrativo relato del Sr. Martín Güemes en la red. Las fotos que se usan en esta nota ilustraban su relato.
Estoy de acuerdo con usted Zannini y lo que dijo ayer en mi Salta. Hay que estudiar la figura de la mujer de Güemes. Por eso, le aclaro Doctor que no se llamaba “Machaca”, ni tampoco Macacha como la hermana de Güemes. La mujer del héroe libertador de Suramérica fue Carmen Puch y siguiendo su recomendación le dejo un capítulo del libro “Historias de Amor de la Historia Argentina” que escribió mi tía Lucía Gálvez sobre “La más bonita de Salta”. Como verá en mis fotos de Facebook, lo de bonito se fue perdiendo con el tiempo. Ya no nos queda nada. Que lo disfrute:
“¡ Ay, la niña preferida,
ella, a quien nada le falta,
la gala de las hermosas,
la más bonita de Salta!”
ella, a quien nada le falta,
la gala de las hermosas,
la más bonita de Salta!”
Se había corrido la vos de que el espléndido candidato de apuesta figura, varonil, bien plantado, que cautivaba a todos con su elocuencia y su sonrisa, pero que al mismo tiempo no temía a nadie y sabía muy bien decir las verdades, se casaría con una de las muchachas Saravia. El candidato no era otro que Martín Güemes.
Pero sucedió lo imprevisto. Violando el antiguo régimen en el que los padres arreglaban los casamientos y al no gustarle la niña Saravia, él decidió no casarse. Martín Güemes quería casarse por amor. La familia Saravia quedó muy dolida, al ver esto como una ofensa. Pero para las mentalidades románticas y libertarias, la actitud de Martín fue vista con comprensión y simpatía.
Una noche, Macacha, la hermana preferida de Güemes, que conocía muy bien a su hermano le presentó a Carmen Puch. “La niña más linda de Salta”. Güemes quedó flechado. Era una deliciosa joven, de grandes ojos azul oscuro y profundo, negras pestañas, abundante cabellera enrrulada, como un ángel de Botticelli y una incomparable gracia al hablar alegre y festiva. Tenía una bondad tan elevada como su hermosura.
Ella quedó perdidamente enamorada de este hombre que tenía todas las cualidades de un príncipe de cuento de hadas. Valiente, noble, sincero, muy buen mozo y además, ¡gobernador de Salta!
El problema era que Carmen debía compartir a su príncipe con una gran corte fiel de gauchos que darían la vida por él y también lo debía compartir con la Patria. Pero Carmen estaba dispuesta a todo y se casaron el 10 de julio de 1815, a dos meses de haberse conocido dando una muestra más de que en el amor, el tiempo no existe.
Los tiempos de la Patria Grande eran muy difíciles y complejos. Al marchar a una batalla, no se podía estar seguro de volver. Las mujeres de los soldados de la independencia debían hacer de madre y padre a la vez, durante la ausencia de su marido. También debían soportar largos y dolorosos momentos de angustia, incertidumbre y soledad. ¡quien como ellas! Verdaderas patriotas.
Eran tiempos difíciles, no solo para los que peleaban, sino para aquellas que continuaban la vida en medio del dolor de la ausencia, pendientes de cartas que debían llegar y careciendo de un afecto imposible de suplir. Ellas, ayudadas por sus criadas negras o criollas, eran quienes educaban a los hijos y trataban de inculcarles valores cristianos.
Generalmente, todas las mujeres de la independencia estaban al tanto de las maniobras políticas y compartían los ideales de su marido. Y eran esos ideales más la fe religiosa, lo que las ayudaba a vivir y las sostenían en los momentos de aflicción y soledad profunda.
A pesar del continuo movimiento de sus milicias, Güemes no estaba demasiado tiempo fuera de su hogar. Carmen no quería dejarlo ni para irse a veranear a la casa de su padre.
A fines de 1817 pasó algo muy importante para los Güemes: el nacimiento de su primer hijo, al cual llamaron también Martín Miguel. Luego, en 1819 nació Luis, su segundo hijo.
A principios del año 20, el Virrey parecía convencido de atacar definitivamente los territorios de Salta y Jujuy. Güemes planeaba esta vez dejar avanzar a las fuerzas enemigas, para que no pudieran volver rápidamente cuando se les informara del desembarco de San Martín en el Callao. San Martín planeaba llegar a Lima por mar y que Güemes, junto con Belgrano, lo hagan por las tierras del Alto Perú. Lamentablemente el movimiento de pinzas planeado no pudo realizarse y la gloria de liberar a las provincias altoperuanas correspondió a otros libertadores que bajaron del norte. Ellos fueron Bolívar y Sucre. Por esta razón fue que la Argentina perdió ese rico y tradicional territorio que hoy es Bolivia.
Era un juego peligroso el que planeaba Güemes al dejar avanzar al enemigo. Juego peligroso en el que la propia familia del gobernador estuvo en peligro. Se corría la voz de que Carmen y sus hijos serían secuestrados para poder manejar a Güemes.
Carmen, con dos chiquitos en brazos, y un avanzado embarazo, tuvo que huir de Salta al Chamical y luego a la estancia de los Sauces, propiedad de su padre en Rosario de la Frontera. Es inimaginable lo que debió ser esa huida de Carmencita, escapando a caballo a través del campo, sin más ayuda que la de una criada y un muchachito que servía como guía. Una huida en la que fue constante el temor y la desesperación ante una inminente aparición de un ejercito enemigo. Las fatigas y temores de ese escape en el octavo mes de embarazo serían fatales para la salud de madre e hijo.
Este es un fiel testimonio de vida de las mujeres que como ella hacían patria criando y educando a sus hijos, y al mismo tiempo alentaban a sus maridos demostrándoles su amor sin condiciones.
Inmerso en numerosos problemas, Güemes apenas tiene tiempo de escribirle unas líneas a su mujer. Estas líneas forman parte de lo que sería su última carta:
“Mi idolatrada Carmen mía:
Es tanto lo que tengo que hacer que no puedo escribirte como quisiera, pero no tengas cuidado de nada, pronto concluiremos esto y te daré a ti y a mis hijitos mil besos,
Es tanto lo que tengo que hacer que no puedo escribirte como quisiera, pero no tengas cuidado de nada, pronto concluiremos esto y te daré a ti y a mis hijitos mil besos,
Tu invariable, Martín”
De vuelta en Salta, fue en la casa de los Gorriti, donde Carmen y Martín estuvieron por última ves juntos antes de su muerte. Juana Manuela Gorriti lo relata así:
“Güemes estaba preocupado por los rumores de traición. Su bella esposa vino luego a distraerlo de su meditación. Acercósele risueña, enlazó con sus dos brazos el brazo de su esposo y alzando hacia él sus hermosos ojos dijo: Mi valiente caballero, tienes que cumplir un boto que ayer hice por ti. He ofrecido una misa en honor suyo. Respondiéndole él con un beso y ambos se encaminaron al gran templo donde el sacerdote esperaba. Jamas vi orar con tanto fervor como a aquella hermosa mujer que, de ves en cuando se volvía hacia su esposo posando en él una mirada inefable de amor”
Güemes había prohibido comerciar con el enemigo. Para él, aunque la economía era importante, la libertad lo era mucho más. Pero no pensaban lo mismo grandes comerciantes salteños a quienes solo les interesaba vender sus productos al Alto Perú.
Enterado de lo que pasaba, el general Olañeta, Realista, se puso en contacto con los enemigos de Güemes. La noche del 7 de junio, Martín fue a ver a su hermana Macacha debido a un mensaje falso que recibió. La partida realista llegó al mando del español Váldez y sitiaron la manzana de la casa de Macacha.
Acababa de salir de la casa un ayudante del Gobernador, cuando se oyeron unos disparos. ¡ Por la puerta falsa!, gritó Macacha. Pero Güemes no podía abandonar a su escolta. Abalanzándose sobre su caballo salió a la calle. De todas las esquinas salieron descargas cerradas y una de las balas le dio a Güemes en la cadera. Sin caer del caballo se dirigió hacia el sur por las faldas del cerro San Bernardo. Junto con sus paisanos se interno en la Cañada de la horqueta. Allí lo esperaba una larga pero lúcida agonía.
Llegaron al lugar dos enviados de Olañeta ofreciéndole garantías, honores y empleos y cuanto quisiere, siempre que él y sus tropas rindieran honores al rey de España. Güemes, levantando la voz, se dirigió hacia su segundo del ejercito así: “Tome usted el mando de las tropas y marche inmediatamente a poner sitio a la ciudad y no me descanse hasta no arrojar fuera de la Patria al enemigo!”
Martín Güemes, el 17 de junio, día de su muerte, le recomendó a Gorriti que velara por sus hijos, por sus soldados y por su Carmen. Y añadió:
“Ella vendrá con migo y morirá de mi muerte como ha vivido de mi vida” ¡Que bien la conocía!
“Ella vendrá con migo y morirá de mi muerte como ha vivido de mi vida” ¡Que bien la conocía!
Su hijito menor murió al poco tiempo y Carmen Puch fue, enferma y abatida, a refugiarse a la casa de su padre en los Sauces. Sin escuchar a su padre y a sus hermanos que la rodeaban llorando, cortó su espléndida cabellera y se cubrió con un largo velo negro, se postró en tierra en el sitio más oscuro de la habitación y allí permaneció hasta su muerte, inmóvil, muda, insensible al llanto y a las caricias de sus más queridos familiares.
Era el 3 de abril de 1822. Había sobrevivido menos de diez meses después de la muerte de su marido, y parecía dispuesta a cumplir con sus palabras: murió de su muerte como había vivido de su vida.
“¡ Ay, la niña preferida,
ella, a quien nada le falta,
la gala de las hermosas,
la más bonita de Salta!”
ella, a quien nada le falta,
la gala de las hermosas,
la más bonita de Salta!”
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