sábado, 16 de junio de 2012

Don Ernesto... mi viejo.




Impredecible, veloz
y efímero...

Te tuve entre mis manos
al alcance de un abrazo...

Bebí de ti, tiempo necesario,
toda tu ternura y soberbia,
de a sorbos pequeños,
de a sorbos distantes...

Te elevé a dimensiones divinas.

Con tus frustraciones
te elevé aún más,
a la condición de hombre...
Tanto caes,
tanto te levantas.

¿Tiempo de un Lázaro...
Serás?

Tu sombra, tiempo,
fundida en la mía...
Sombra de una sombra...

Sombra extraña
que ilumina...

Tiempo respeto.
De enseñanzas
a fuego en el alma.

Tiempo profeta...
Predicador
junto a mi tiempo
de sobremesas.

Tiempo de elevarme
y tomar distancia.
Tiempo de mi tiempo...

Tiempo mi tiempo,
que tomó distancia de tu tiempo...

Tiempo...
mi tiempo con alas,
que sumó tus sueños a los míos.

Hoy mi tiempo
añora un tiempo de consejos,
manos, prédica y abrazos...

Hoy mi tiempo
sufre mal de ausencia...

Tu tiempo ausente

Padre necesario.

De tan ausente.

Tan,

pero tan

Presente...

del libro "Por este rumbo" - Daniel Daher
el dibujo pertenece a Gustavo Wierna 

 "Con el amor y el recuerdo 
de siempre mi querido viejo..."