lunes, 11 de mayo de 2015

Como un perro.

Es la costumbre... sabe...? 
Cada día me lo prometo a mi mismo, pero no sé por cual extraño motivo el día me gana. Es la costumbre. Si... 
Como si cada día fuera el año que termina... vió? Uno se promete a sí mismo tantas cosas. Y se promete. Absolutamente, está convencido que cada 1º de enero todo será distinto. O al menos que vamos a encarar todo con otra energía. Pero ya al segundo día del nuevo año, es más..., a veces el mismísimo 1º de enero a la tarde somos casi 31 de diciembre de nuevo. 
Qué será…  no...? 
Pasamos de la santidad y la fortaleza esperanzadora al autoflagelo despiadado. 
No nos perdonamos. No nos damos respiro en eso del "estar bien...". 
Nos damos chances y ventaja a nosotros mismos todo el tiempo. Eso sí. 
Como si fuéramos eternos.
Y así... Cada año. 
Pero a mi me pasa cada día. Con cada noche y el nuevo día. Ya ni la almohada me cree.  Que me van a creer los demás. 
A veces me da sana envidia esa gente "pura pila" ¿vió...? Son energía permanente, no los apaga nada ni la peor bofetada. Un ejemplo son… 
Si un ejemplo a seguir. 
Y uno se traga libros de "autoayuda". Invierte fortuna en horas de terapia. Aburre al cura confesor. Sale creído que ya está. Que todo se puede superar. 
Y de repente... A la mierda… 
Otra vez esa sombra ante los ojos. Y como una sensación de presión en la frente. Mire como tengo el ceño. Todo arrugado. Si hasta parezco de más de 90  y no de la edad que tengo. Bastante menos créame. No soy un nene pero tampoco tan añoso. 
¿Y a quien voy a echarle la culpa?
Uno es implacable con uno mismo. A veces quisiera ser un perro…Vió...? Están contentos siempre. Hasta cuándo se lastiman o les pegan, mueven la cola. 
¿De qué estarán hechos? 
¿Será que la razón nos juega en contra? Pero a veces no es la razón... ¿O sí…? 
A veces es como un nudo en la garganta. Son como latidos más desaforados en el pecho. Es angustia amigo. Es... Sentimiento... 
Pero sí. Seguramente ha de ser la razón que ya anduvo a contramano del agradecimiento. Entonces la cabeza "vuelca" y al parecer uno no es tan buen piloto de uno mismo. Vuelca siempre oiga…  
Porque la verdad le digo. Debiéramos agradecer cada segundo regalado. Porque son regalados... ¿eh...? 
Debiéramos ser más perros... ¿vió…? 
Qué nuestra razón nueva la cola todo el tiempo. Que se cague de la risa. Así... Literalmente. 

Puta madre... Si hasta me dan ganas de ladrar. 

Daniel Daher
de "Antojologías"