Aprendí
que un corazón celoso
puede volverse implacable,
Insatisfecho y temeroso.
Aprendí
que puede el desprecio
amarrarlo en sus fauces
y de sus latidos alimentarse.
Aprendí
que desgarrada la ilusión
muta en grito el silencio
y enmudece la razón.
Aprendí
que el dolor agiganta
de unos ojos aquella mirada
triste y enamorada.
Aprendí
que todo puede ser la nada
y la nada abruptamente todo
con la fe destrozada.
Aprendí
Que el recuerdo será eterno
y que ha de juntar sus pedazos
la inmensa decepción.
Aprendí
Que las ternuras reprochan
mis hirientes palabras,
aunque no las recita el odio...
Las dibuja el amor...
de "Antojologías"
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