Evita... Así con este diminutivo la gente bautizó con el corazón e imborrable recuerdo al Mito que ella misma construyó de sí, con 6 años de trabajo, sacrificio y dedicación para con los más humildes, convirtiéndose en la mujer más poderosa de la Argentina.
Evita se abrazó con alma y vida al sentimiento popular y allí permaneció.
"Una mujer de la calle"... decía la Oligarquía de entonces... y esos términos peyorativos permanecieron en boca de sus detractores con alevosía y en la de los "repetidores de frases" con ignorancia..., por décadas.
Lo cierto es que la Grandeza de Evita se impuso a la infamia y escribió la historia con sensibilidad y hechos inexorables e imborrables, trazando una huella que hoy transita la militancia joven y por supuesto... la memoria emotiva de quienes tienen la capacidad de leer la historia con generosidad y agradecimiento, otorgándole a los grandes de verdad el Altar del amor del pueblo. Allí está Evita. Y conforme a a como se va "descorriendo el velo de la historia", desplazando a mentores de una Patria chica, la sabiduría del Tiempo va incorporando a ese Altar paulatinamente a los que soñaron..., sueñan... y con su vida van gestando sin pausa la Patria Grande que nos merecemos. La de Todos.
33 A Ñ O S
(7 de mayo de 1919 - Buenos Aires - 26 de julio de 1952)
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