lunes, 19 de marzo de 2012

Otoño...

Se viene el otoño... y el manotazo caliente y desesperado de la agonía del verano combinado al gris de hoy que en estos instantes desata sus primeras lágrimas me envuelve de una manera, que casi siempre y desde niño en esta estación sucede.
La vida tiene esas cosas. Pienso.
Miro el verde de mis plantas en el balcón que comienzan a amarillar su follaje. Me pregunto si más allá de las vivencias personales, gran parte de la íntima tristeza que late en mi interior en estos instantes es parte de la naturaleza humana en otoño. ¿Podemos estar exentos de ello? Del mismo modo que la primavera de manera alguna estalla y florece cada septiembre en nuestra sangre con ímpetu jovial... ¿Será esta estación que preanuncia los fríos de invierno una especie de preparatoria para las hojas invisibles de nuestro tallo que inevitablemente deben caer...?
Hoy es casi día de silencio... quise provocar de modo alguno palabras que no llegaron a ser sonido...
Palabras paridas por pensamientos, que corrieron hacia mi boca y colisionaron contra el muro de mis labios mordidos... mientras desde una mirada perdida, el curso torrente abajo de una que otra humedad de mejilla... por esas hojas... inevitables... de un destino establecido...
Cosas de la vida...






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