Hace un par de años mi hijo Leandro me pidió de ir a ver a Tom Jones en el Luna Park. Para mi fue emocionante que sucediera de ese modo. El recital de uno de mis ídolos de la adolescencia con mi hijo, casi 40 años después y por iniciativa de él.
¿Papá vamos a ver a Bob Dylan a Vélez? me pidió tiempo después. Y allí estuvimos regocijándonos con uno de los más abuelos y gran poeta del rock internacional. Recuerdo que alguna vez cuando él era muy niño y fuí Melchor, Gaspar o Baltazar, le regalé una remera del admirado Bob. Él ni lo conocíay medio como que se me quiso enojar por el atrevimiento. Esperaba otra que no conseguí. Comenzó a saber del Patriarca desde entonces y hoy puede darme cátedra biográfica del monstruo andariego que continúa "Soplando en el viento". ¡Ah! y conserva la remera... (un pañuelo por acá... ).
Este año me convenció y yo dejé que así fuera muy fácilmente, para extasiarnos con Paul Mc Cartney en el Estadio de River. Cuanta felicidad verlo saltar con el más prolífico Beatle. Él fue los dos días. Pero uno de ellos quiso estar conmigo.
Le siguió hace poco Eric Clapton en el mismo predio a quien escuchamos prácticamente en silencio, como corresponde en un rito musical o "Misa Blusera" ofrendada por el mismísimo Dios. ¡Padre mío! ¿Cuántos dedos tiene este tipo? Sus guitarras son doncellas obsequiadas a las caricias de su digitación, mientras los ojos cerrados y sin mirar una sola vez el diapasón en todo el concierto, te transportan a su vida de liturgia rockera, drama, tragedia, pasión y serenidad. Todo junto.
Para marzo del 2012 nos tenemos reservada una de las fechas de Roger Waters desde hace tres meses. ¿Fanáticos? No. Eclipsados e hipnotizados por este aluvión de gigantes que quien sabe cuando se repetirá, si es que así sucede.
Pero la vida es Hoy... Y hoy es Ringo Starr. El más flojito de "The Beatles", dicen... los del vaso medio vacío. Pero con un Show muy bien montado me asegura el amigo Jack Samu, que lo vió en Radio City - New York: - "¡Buenísimo!" - exclama. Y así será de todos modos. Bastará verlo. Lo demás es "bonus track".
Lo más apetitoso de todo esto, es que padre e hijo compartirán la magia, como tantas debieran ser usufructadas en esta vida única e irrepetible y con amor.
Sí... Seguramente hoy Ringo será... Paul; George; John y Él para nuestro deleite.
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