A
Su Santidad “Francisco”:
Simplemente
agradecerle por haberme devuelto la fe en esta Iglesia. De formación
Católica desde mi Salta y hasta los 20 años, me radiqué en BsAs.
Sabemos el marco (1978). Un gran escepticismo me abrazó y poseyó.
Jamás dejé de confiar en mi “querido Flaco” crucificado. Pero
si tuve el empecinamiento de bajarlo de esa cruz y verlo vivo de
nuevo.
Hoy
lo veo en Ud. Su Santidad. Y creo que el amor que eso despierta podrá
conducirnos tal vez a esa “Revolución de la Fe” que le escuché
mencionar y por supuesto abrió mucho más mi corazón. Fue como
volver a darle sentido a mis raices y esperanza a tanta desesperanza.
Y
tenía que venir de la mano de un Jesuita. Mártires, del amor en
nuestra historia por quienes siempre guardé inmenso respeto. Hoy más
que nunca ante tanto amor y dolor arrojado a los mares.
Este
poema lo escribí hace muchos años y encontró su identificación de
síntesis en la oratoria más reciente de Su Santidad cuando visitó
Latinoamérica.
Me
inclino ante su difícil e inmensa tarea pastoral y por supuesto está
presente en mis más puros pensamientos y oraciones por toda la
humanidad a través suyo de Ud. ( como solía escribirse antaño).
Con
el mayor de los respetos y admiración. Muchas gracias por su valioso
tiempo.
Daniel
Ernesto Daher Petracchini
DNI
12.220.755
Salta
y Buenos Aires – Argentina -
Revolución.
Identificación
de sueños
y dolor a la vez.
Salida única de esperanzas
postergadas
por días, meses, años lustros,
décadas y siglos.
Historia.
Hombres mis hermanos
marginados y
subyugados
por otros hombres, mis hermanos.
Ambición del
todo mío,
contra la urgencia de algo para todos.
Él
contra Él. Tú contra Tú.
Yo contra Yo.
Nosotros.
Hombres sublimes.
Esencia de una misma esencia,
enfrentados por
lo esencial. La vida.
Enlodados
en nuestra propia sangre
por el destino de abrazar
nuestra
necesaria subsistencia.
Por ver impotente abrazar
a tus
miles de hijos, mi hijos.
Tus viejos. Mis viejos.
Inevitablemente
elevados a los cielos
de infinita ausencia
por la
desnutrida razón.
Ciega ignorancia.
La
flaca incomprensión.
Mi incomprensión.
Tu
incomprensión.
Nuestra incomprensión.
¿Qué
colores lucirá nuestra
próxima y propia bandera?
¿Los tuyos?
¿Los míos? ¿Los nuestros?
Traposa.
Harapienta.
Tramposa. Roñosa.
Deshilachada y aromatizada
con
hedor a pólvora, seres lacerados,
vergüenza, “gloria” y
sangre.
Vencedores
sin vencidos.
Vencidos sin vencedores.
Muertos tuyos mis
muertos,
amados hermanos.
Muertos míos tus
muertos,
amados hermanos.
Hijos
entregados.
Héroes de la victoria
y héroes de la
derrota.
Amados mártires.
Muertos
tan imprescindibles como innecesarios
de la vida por la
vida.
Llanto
de proeza y sensación de futuro,
sobre prolijas y veneradas
tumbas.
Aisladas
tumbas
para un mundo global.
Felicidad de pocos.
Para
felicidad de todos
es la Revolución naciente
a la que
canto.
Globalización del amor.
La Revolución del
hombre
elevado a su estatura total. Real.
Mezquindades
desterradas
al exilio eterno.
Elevo mis brazos y
te
saludo planeta.
Extiendo
mis manos, vacío de espera,
para que las llenes con tus
manos
vacías y rebasadas de amor.
Amada
mujer. Amado hombre.
Amado mundo.
La
Revolución por la que canto
prescinde de líderes
traidores,
claudicantes y distraídos.
Prescinde
de los que prescinden.
Es la Revolución del abrazo eterno.
No
hay eternidad sin totalidad.
No hay totalidad sin utopía de amor.
La
Revolución por la que canto
prescinde de banderas. De fronteras.
Bienvenidos
amados hermanos todos.
Tomen
sus tierras en esta mi tierra,
pues yo deseo besar y amar mi
tierra,
sus tierras.
Nuestra tierra bendita
de prolífica
fertilidad.
Nuestros mares benditos
de generosos frutos.
Nuestras
montañas benditas
de inmensidad.
Nuestros ríos benditos
de
bautismo sin distingo.
Mis
monumentos, nuestra historia,
tus monumentos. Mis Dioses.
Tus
monumentos, nuestra historia,
mis monumentos, tus Dioses.
Todos
ellos ante un Dios.
Nosotros.
Hombres en su estatura.
Amor
en esencia.
La
Revolución por la que canto
es por la que amo y temes.
Es por
la que temo y amas.
Es
por la plenitud.
La transparencia.
Por superar la
existencia.
Sin la mutua trampa de subsistir.
Sin mis
trincheras por ti.
Sin tus trincheras por mí.
Es
derrocar el Absolutismo
de nuestros miedos.
Tus sueños
Mis
sueños
Asumir el coraje de amar.
Es el amor como único
líder.
La Revolución Global
por la Vida.