miércoles, 29 de enero de 2014

Cómplices





La verdad y la mentira
al fin y al cabo son cómplices
del silencio conveniente.
Amas y ansías la verdad
en tanto y cuanto no te afecte.
Que duelen las mentiras...?
Lógicamente.
Tanto como una verdad adversa...
Esas verdades que te privan
del deseo real... 



Es el deseo quien reina.
Quien ordena... Reprime o acata...
Y en la súbdita sutileza
la verdad y la mentira danzan
como aguas multicolores
de una insaciable fuente
que impulsivamente eleva
o desciende abrupta
hacia el cobijo de la conveniencia.
Fantásticas alucinaciones
equilibristas de una perfección...
Imperfecta...
 

Celestial la verdad que entusiasma
como demoníaca la del desánimo.
Ritos del amor... Ritos del deseo...
O de ambos el rito
como una ditirámbica
danza primitiva...
Original... Pura...
Inalterable de juicio
y prejuicio alguno...
Deseo esencial...
Confeso y confuso...
De verdad mentira...
O mentira verdad...
Súbditos del deseo
Convenientes socias de la piedad...
De felicidad o tristeza llanto...
Pero llanto el fin...
Mientras acecha el rencor
agazapado a servicio del odio.