La Ironía andaba impune e inmune por la vida . Todo lo ajustaba a su medida. Sin darse cuenta, con naturalidad se mofaba de los afectos, la Alegría, la Tristeza, de todos y todo cuanto acontecía a su paso.
La Emoción a pesar de todo simpatizaba con ella y la buscaba para compartir sus sentimientos. Desvivía por seducirla, pero siempre la Ironía tenía un recurso para distanciarse y huir de ella.
Un día el Mago Destino llegaría al pueblo. Su espectáculo fue anunciado con toda pompa. En todas partes, para bienes y males se hablaba de Él. Si bien es cierto jamás había sido visto, generaba gran expectativa.
Casi todos decidieron presenciar el magistral espectáculo cuyo truco principal anunciado en carteleras se titulaba “Desafío”. El truco consistía en que los presentes podrían demostrar su verdadero poder de personalidad enfrentándolo. Aquél que logre mirarlo a los ojos y enamorarlo podría entonces llevarse consigo a la Felicidad quien por su gran espíritu de libertad hasta entonces no había encontrado dueño.
Era grande la contienda pero fascinante. Conocer y enfrentar al Mago Destino y poseer como premio la Felicidad eterna.
Acudieron casi todos al espectáculo.
La Humildad se higienizó y fue con lo puesto.
La Codicia llamó a reunión de gerentes y concurrió con varios asesores. Entre ellos se pudo divisar a la Obsecuencia; la Vileza y la Traición.
La Austeridad de muy poco frecuentar este tipo de eventos aprovechó que era gratuito y se permitió el recreo.
La Avaricia sacó cuentas y como el premio era tentador se debatía entre lo seguro ya obtenido permaneciendo en su casa o ir por más, pues aún con todo lo poseído no lograba ser feliz.
El Intelecto repasó todos sus conocimientos y elaboró racionalmente una estrategia de seducción con la que concurrió memorizándola con puntos y comas.
La Ignorancia no encontraba un sitio donde sentarse ya que se sentía atraída por el magnetismo de todos los presentes. Decidió finalmente sentarse junto al Temor, que aterrorizado tomó su mano y así permanecieron.
El Temerario para asegurar todo control se ubicó justo frente a ellos.
La Palabra prescindió de todo texto, Biblia y manual concurriendo desnuda.
La Ironía escapando de la Emoción decidió ubicarse en un sitio distante desde donde podría verlo todo y mofarse a gusto pleno.
La Emoción desde otro sitio le hacía gentiles gestos mientras con lágrimas en los ojos disfrutaba todo el clima de la ocasión.
La Alegría entusiasmada con la convocatoria no paraba de reír.
La Tristeza ensimismada en su dolor de nada disfrutaba.
La Pasión un tanto excitada y con endorfinas sobrantes, sentada entre ambas, coqueteaba con una y consolaba seductoramente a la otra.
De repente las luces se apagaron y entró en escena “El Tiempo” que oficiaba de maestro de ceremonias.
- ¡Señoras y Señores! – anunció – Ha llegado el gran día. El día más esperado por todos las acá presentes y aún por aquellos que no se atrevieron a venir. En este gran día ustedes serán testigos de la magia en su estado más puro. La Magia esencial del espíritu que viene de la mano del inigualable... Insuperable... “¡¡¡Mago Destino....!!!”
Todos los presentes, estimulados por el Entusiasmo que oficiando de técnico integral ponía música, luces y efectos especiales al Show se pusieron de pié y aplaudieron hacia una pista circular a la que nadie ingresaba, provocando un gran desconcierto en los concurrentes que aplaudían... la nada.
De pronto descendió la Idea al centro de la pista con forma de una traslúcida esfera de cristal que giraba incesantemente. Era una gran bola bellísima y en el centro de ella estaba sentada la Transparencia que tenía ojos para todos. A todos observaba con ternura. Las luces destellaban magníficas en la esfera descomponiéndose en millones de fosforescentes y hasta desconocidos colores reflejando un mágico arco iris que como un luminoso abrigo abrazaba todo el ámbito.
La Alucinación tomó forma desde esa luminosa policromía y con sus múltiples brazos reposó sus manos sobre las cabezas de todos los concurrentes que repentinamente fijaron sus miradas hacia la inmensa bola de cristal hipnotizados y así permanecieron inmóviles por el mágico encanto. Solamente sus ojos cruzando miradas con la Transparencia continuaron el juego. Todas fijaron sus pupilas en los bellos ojos de la Transparencia.
La Vanidad le guiñó un ojo a la Humildad que introvertida y seria dejó lucir al fin su hermosa sonrisa.
La Codicia vació sus bolsillos y arrojó todo lo que poseía. La Austeridad gratamente sorprendida veía como los billetes flameaban por el aire.
El Intelecto olvidó su discurso y alentado por la Espontaneidad acudió a la Palabra que por estar desnuda nada ocultaba y solo alcanzó a sugerirle cómplice y con un gesto mímico que abrazara La Ignorancia. Al recibir ese abrazo. La Ignorancia se sintió tan fuerte que soltó la mano del Temor y desafió con audacia al Temerario
Todos estaban felices y sin meditaciones previas lo expresaban.
Todos se sentían poseedores de una alegría inexplicable de la que lógicamente no se querían desprender.
La Transparencia en el centro de la gran esfera buscaba con sus ojos a quienes deseaban ansiosamente poseer la Felicidad eterna y descubrió con placer inmenso que nadie estaba dispuesto a renunciar a ella.
La Alucinación enmudeció y ante las miradas de todos los presentes que abruptamente se vaciaron de brillo, la Transparencia se transformó en un muro de impenetrable hielo.
- ¿Cómo es que nadie me participó de la fiesta? – preguntó socarrona La Muerte.
de "Antojologias"
Daniel Daher
(Derechos Reservados Ley 11723)
Es posible utilizar los textos total o parcialmente
citando la fuente de origen y autor
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